A dia d’avui, m’adono d’una necessitat, la Política del Tacte. Què vol dir política? Què vol dir tacte? Potser dues paraules en tensió?... Potser una excusa per posar-nos en con-tacte?

M’estic adonant, cada vegada més, de la immensitat de teories i discursos amb els que les persones fàcilment podem caure camuflats. Dogmatismes que ens esborren?

Algú té ganes de ser-hi?

Llenço aquesta “Página de CON-TACTO” com a invitació a comunicar-nos en un altre llenguatge que ens permeti (als que estem d’alguna manera vinculats a l’Acadèmia) pensar i alhora moure’ns en “territoris de goma d’esborrar”

de tocar TACTE de tenir cura

hi ha altres capes per conèixer?

hi ha altres capes per conèixer?

divendres, 28 de novembre del 2008

En el momento deseado

“En verdad tampoco había tantos problemas. Puedo asegurarlo, al dejarla pasar con toda la tranquilidad deseada, dándole el derecho a demorarse infinitamente en los momentos que prefería, sin impacientarla con preguntas de este tipo: ¿qué pasará después? ¿Y mañana? ¿Y más adelante? ¿Acaso no debería..?, esta vida se deslizaba de la manera más natural y, si tenía sus momentos difíciles, era porque uno de los dos se ponía a precipitarla y pretendía, porque hay que terminar, hacerla que desembocara en algo.

Naturalmente eso no se podía defender, y de ningún modo estábamos aquí para mantener en pie nuestra pequeña comunidad: todo lo contrario, cada uno se apoyaba sobre la inminencia del desenlace –inminencia que no tenía nada que ver con la duración-, pero se apoyaba en ella con tanta fuerza que la construcción de un instante, fundada sobre nada, también podía parecer de las más sólidas. Este estado de cosas no era la obra de nadie, quiero decir que nadie se daba la vuelta a contemplarlo. Ignoro lo que pensaban las personas de fuera, seguramente nada ya que no veían nada, pero hay que añadir que los de dentro tampoco estaban dispuestos a mirar por encima del hombro, a renunciar a la profundidad de su visión, sobre todo a un momento como ése, por el placer de un juicio riguroso.
Que este juicio merodease a mi alrededor, tentación, trampa donde a ningún precio yo debía verme atrapado, esto sólo es demasiado seguro e incluso ahora que lo he pronunciado, soy dueño de lo que digo, no de lo que he visto. Pero a partir de entonces y a pesar de que a veces estuviese tan cerca de verlo todo que , para no perderme en esta visión de todos, debía condenarme al esfuerzo terrible de la pasividad, desde este momento –lo que sin duda era el resultado de un larga historia, pero todavía más de algo que no era mi obra y que me parece que sólo comprendería perfectamente en el momento oprtuno-, había ganado, yo también el derecho a asirme firmemente a la única pasión de mi mirada aunque fuese ésta estéril y poco feliz.” Maurice Blanchot, En el momento deseado.

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